lunes, 4 de diciembre de 2006

Store of second heart

Se nos rompió en un descuido, igual reímos demasiado alto y el mundo se enteró de que éramos felices. La obsesión de mis manos fue tocar todos los materiales, someterlos a extremos de baremo, por descubrir de qué estaba hecho. Veinte y trece tazas cayeron por el balcón, rompiendo la porcelana, despegando los cristales, deformando los metales sin importar las quemaduras de la piel. Y descubrir que algunas marcas no desaparecen o al final... que eres de agua. No puedes ser de nada más, ni quiero. Lates en ondas, hierves en deseos, te congelas y te rompes cuando un capricho o un descuido te hacen de hielo. Por eso ahora parece que no estés, esperas el verano para imantar los pedazos con el calor de unas manos que no conoces. Porque no te oigo, y porque no te siento. Ayer fui a las librerías de segundos corazones y les dije que estabas roto, que quizás allí encontrarías un dueño más cuidadoso, pero sólo te aceptaban con la sonrisa y tres pestañas. Así que aquí te tengo, porque no me quedaban pestañas en los bolsillos, me dejé la sonrisa bajo la almohada y en realidad aún así te quiero. Puede que sin ti pueda bailar como un robot, o saltarme los pasos de cebra y terminar los deberes a tiempo. Pero estaría tan vacía.

Paré todos los relojes y te envolví en papel de seda, con una cinta roja pareces un regalo para la sincumpleaños. Pareces un helado de cucurucho de fresa, o un paraguas de cartulina desde abajo, o una mariposa de alas encogidas. Pero al menos, ahora sé que eres de agua y el calendario dice invierno, y por eso... los domingos estoy triste.

1 comentario:

luryfc dijo...

Por eso creo que mientes cuando dices que te sobra una mirada. Por eso creo que es verdad que ahora soy un poco mas feliz. Y por eso es que... los domingos estoy triste.
Me encanta, linda. ;)