martes, 12 de diciembre de 2006

La angustia

Sigo sin encontrar la grandeza de existir, más bien me produce asco y sopor, apatía en la acción. Mi existencia es sórdida, grisácea, apagada, vacía y sin sentido alguno. Los dolores en mi cuerpo no me lo ponen nada fácil y mi única motivación es pensar que algún día cesarán, dejando así de recordarme que algún día moriré, ya sea hoy mismo, o algún día como muy tarde. Desconectado de lo real de las cosas, separado de la realidad, delicado al tacto, alma aterciopelada, quisiera desalmarme. Quisiera saber si a todos los demás que no son yo les cuesta tanto encontrar su ser como a mí, si a veces sienten esa cosquilla en el pecho, si piensan que esto es una nadería y no una heladería. No me atrevo a pensar en alguna solución, porque es posible que la lleve a cabo y que nada cambie en mí, siempre pienso que me he estancado, que la pena es ilimitada, que mi ser no es otro sino este que es oscuro y postrado. Quizás el amor podría hacer desaparecer todas mis impurezas, dejándome ser por fin, o quizás se convertiría en un nuevo vacío en potencia. Quizás nada de este mundo me sacie.

2 comentarios:

Ladronzuelo dijo...

... como te podria yo explicar que la pena dura tanto como quieras tu seguir llorando...

cubreparaguas dijo...

He bajado a la heladería a por helado de chocolate para llenar los vacíos de la nevera,
además confieso que bajé corriendo las escaleras,
que empujé a los hombres de la acera,
y que no me fijé en el camino...sólo en la meta.
He subido cargada, sin ganas de probar una sola cucharada, se ha derretido la encimera, el tiempo gastado llena ahora mi papelera, como las rimas fáciles, como las noches largas y las minas desechadas.
El hastío marcó por mí el teléfono, y la voz de alambre dijo ¿te apetece tomar un helado?... ¿me apetece? sólo por apetecer... no por llenar nada, sin necesidad de correr ni empujar... sólo por querer... y le dije: no, gracias, ahora estoy llena.