lunes, 18 de diciembre de 2006

Como todo lo demás

No es el principio del fin. Ni tan siquiera es el fin del principio. Todo es cíclico y repetitivo. Es como un déjà vu incansable.

Desde mi punto de vista, las relaciones ni se crean ni se destruyen, si no que se transforman. Se transforman en relaciones a distancia o simplemente en relaciones no reconocidas por sus participantes. Pero que por mucho que tú, el o yo lo neguemos siguen ahí y seguiran existiendo de forma inevitable.

A mí no me sorprende. Leí algo parecido en una revista sobre psicología. Algo que existe en tí niega lo que por otra parte parece obvio para una segunda persona. Yo nunca lo entendí, pero así es como parecen funcionar estas cosas.

Eso deberías explicarlo tú, que siempre te interesaron los psicologos alemanes y sin embargo comprabas esos libros de autoayuda, que realmente nunca te ayudaron. Ni a tí ni a mí.

Pero no es como la gente piensa. No es ni tan sencillo, ni tan complicado. Es como todo lo demás. Es como levantarse un día bien temprano y pensar que lo que ayer no te dejaba dormir hoy no te ocupara ni un minuto de tu tiempo. Es fácil, si tú quieres hacerlo fácil. Y te aseguro que es más fácil hacerlo que explicar como se hace. Intentalo tú mismo.

Nadie quiere reprocharte lo que pudiste ser aquel día. Aquel día pudiste ser alguien o no ser nada. Sin embargo, nos empeñamos en preguntarnos por qué no ocurrió lo que nadie esperaba que pasase. ¿Nunca te ha pasado?.

1 comentario:

El Buganvilla dijo...

"Pero por mucho que tú, el o yo lo neguemos siguen ahí y seguiran existiendo de forma inevitable."

Uno lee, u ojea, o mira las letras con curiosidad... y a veces, encuentra algo que le sorprende. Yo he encontrado en tus palabras una verdad, una verdad relacional.
Y es que donde algo hubo, algo queda, el corazón es de una cera muy blanda que se queda marcada con el más insospechado de los roces.