domingo, 21 de enero de 2007

En respuesta a palabras plebeyas

Erase una vez un peluche con ojos negros de cristal
curtido marinero, pirata en mares de coral,
era su barco una taza resistente al vendaval,
y su mirada un desierto, de soledad radical.

Buscaba el oso un tesoro que aliviase su moral
de recuerdos de otros tiempos, en que se dedicaba al mal.
Fue este peluche malvado, que se salió del corral
regalado a una damita con un poder sin igual.

Erase una vez una niña, de fría mirada invernal
que enamoró a un vil pirata, y lo curo de su mal,
hizo con él un peluche, de ternura colosal,
y con su barco una taza... un objeto mundanal.

¿Hubieses preferido esto, en vez de lo de las fregonas Laura?

sábado, 13 de enero de 2007

vuelves

Sólo puedo pedirte que no vuelvas, no tengo nada más que decir. Ni siquiera le encuentro sentido, como a los congitos de chocolate blanco. Mientras más pequeña me hago, más me contamino, puedo cortar y cortar pero las cosas no son infinitas. Todo tiene un principio, un motivo, y un final con dos motivos diferentes que a veces convergen sólo por capricho.

Mueve la cucharilla, forma un remolino y los arañazos entonces sonaban igual, o estoy perdiendo la cabeza, o ya la perdí este verano. Mezclame bien con los otros recuerdos borrosos, hasta que no recuerdes mi olor ni mi forma de besarte, ni siquiera mi voz. Porque lo que más deseo es desaparecer de ayer y de antes de ayer, confundir mañana con para siempre y sentarme al sol los domingos, estar entre otros codos y la cabeza sin esforzarse, no vendría mal tampoco.

Vuelves, fantasma como la sombra de Peter Pan o el calor de una chimenea, y ambiguo, como siempre. Algunas cosas sí son para mañana. Justo cuando tu nombre sólo era una combinación de letras demasiado viciada por mis labios y rechazada por mi lengua. ¿Por qué vuelves? si ya rompí a arañazos todas aquellas puertas azules...